De esa manera se mantuvo en el liderazgo del Clausura, a la espera del resultado de este jueves de Nacional, y descontó distancia en la Tabla Anual, en la que se puso a una sola unidad de Plaza Colonia.

Los dirigidos por  Larriera volvieron a lucirse frente a su público en el Campeón del Siglo. Tuvieron enfrente a un equipo que disputa por seguir prendido a los puestos de Libertadores en la Tabla Anual.

El trámite empezó parejo, con los celestes intentando ser protagonistas. El manya lo disputó de igual a igual hasta que se dio lo que la gente tanto desea ver: la sociedad «Cuervo-Canario». Las joyas de Peñarol se juntaron antes de terminar la primera mitad en una pared extravagante, para ver ‘descorchando un champagne’ como se dice ahora, para que Facundo Torres eludiera a Guruceaga y la mandara a la red.

Desde esa jugada, el partido se inclinó a favor del local hasta tal punto que si no hubiese sacado el pie del acelerador, la goleada hubiese sido mayor. A los 55′ el diez selló su primer doblete con la amarilla y negra, jugador que tras una lesión y las citaciones a la selección uruguaya, había vuelto con destellos de su calidad. Esta noche, volvió a ser la figura desequilibrante, el diferente que Larriera necesita. Rato después el ‘Mota’ Gargano, otro de gran rendimiento, robó una pelota y le dio un pase de gol a Agustín Álvarez Martínez, el otro pibe. Con este gol, rompe la sequía de seis partidos sin convertir, y además sobrepasa al ‘Cebolla’ Rodríguez como máximo goleador en el estadio Campeón del Siglo.

Fue de esas noches donde no hubo rendimientos que reprochar. El gol de la visita sí que fue una desatención, pero dejándola pasar, hasta los cuestionados de siempre como Elizalde y Ramos estuvieron a la altura.

Esta noche, fue otra historia. El ‘Aurinegro’ pareció activar aquel famoso modo copa que les hacía brillar por Sudamericana. Añadiendo, la recuperación del nivel de Facundo Torres y la vuelta al gol de Álvarez Martinez.

Con esta victoria, Peñarol queda primero en el Clausura, a tres puntos de su tradicional rival, pero a la espera de su partido.

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